Alborea tiene su origen en la Reconquista, cuando Alfonso VII repobló la zona en 1211, aunque sufrió pérdidas ante los musulmanes hasta ser reconquistada en 1213. Fue parte de varios señoríos, incluido el de Villena, y pasó a la Corona de Castilla en el siglo XIV. La localidad enfrentó conflictos como la Guerra de Sucesión y las Guerras Carlistas.
Su iglesia, conocida como la “Catedral de la Manchuela”, es un notable ejemplo de fusión de estilos gótico y barroco, destacando por su gran ábside ochavado, cúpula impresionante y una rica ornamentación barroca que la convierte en un referente arquitectónico.
Alborea tiene su origen en la Reconquista, cuando Alfonso VII repobló la zona en 1211, aunque sufrió pérdidas ante los musulmanes hasta ser reconquistada en 1213. Fue parte de varios señoríos, incluido el de Villena, y pasó a la Corona de Castilla en el siglo XIV. La localidad enfrentó conflictos como la Guerra de Sucesión y las Guerras Carlistas.
Su iglesia, conocida como la “Catedral de la Manchuela”, es un notable ejemplo de fusión de estilos gótico y barroco, destacando por su gran ábside ochavado, cúpula impresionante y una rica ornamentación barroca que la convierte en un referente arquitectónico.
El origen del pueblo está vinculado al proceso de la Reconquista y a sus posteriores efectos repobladores, aunque existen vestigios de yacimientos arqueológicos posiblemente prehistóricos y el testimonio de un hermoso puente romano, que todavía se conserva en muy buen estado.
Es el rey Alfonso VII quien ocupó, repobló y ordenó jurídicamente estas tierras de Alborea a partir de 1211, según el fuero de Cuenca a cuyo obispado lo vinculó.
Pero la debilidad de este proceso repoblador propició la pérdida de nuevo de estas tierras en manos de los musulmanes, teniendo que volver el monarca a recuperarlas en 1213, agregándolas a la circunscripción de Cuenca y poniéndolos en manos de varios caballeros.
Alborea quedó convertida tras su conquista y repoblación en una pequeña aldea dependiente del concejo de Alarcón. Y la riqueza del lugar vinculada al Señorío de Gonzalo Ruiz de Atienza, a quien se le encomendó la defensa de este sector situado al sur del Obispado de Cuenca y al norte de Júcar albacetense.
En 1226, por un privilegio de Alfonso X, se configuró el concejo e Jorquera, agregándose al mismo la aldea de Alborea. Y con posterioridad pasó a integrarse en el gran conjunto del Señorío de Villena, convirtiéndose la aldea de Alborea en lugar de la Villa de Jorquera. Estuvo bajo su dominio hasta el siglo XIX en el que alcanzó su autonomía municipal, estando su destino vinculado a la agitada y conflictiva gobernación de algunos de los marqueses de este Señorío.
A fines de del siglo XIV Alborea pasa a la corona de Castilla con Enrique III, y a mediados del XV a don Juan de Pacheco, quien lo transmite a su hijo don Diego López de Pacheco, perdiendo éste la mayor parte del Marquesado al defender la causa de doña Juana. La aldea de Alborea no pasó a la corona y siguió de Señorío, hasta la abolición en el siglo XX, viviendo sujeta a un proceso de señorización que se acentuó durante la Edad Moderna y principalmente durante el siglo XVII.
En 1586 Felipe II decidió dividir la provincia del Marquesado, y Alborea pasa a pertenecer al Corregimiento de San Clemente, y en las Relaciones Topográficas de Felipe II, de 1 de Marzo de 1597, se indica que pertenece a la villa de Jorquera. Y a partir de 1643 se hicieron repartimientos a petición de la hacienda de San Clemente para sufragar las guerras de Cataluña.
En el siglo XVIII Alborea sigue siendo lugar de Señorío, sin término, perteneciendo a la villa de Jorquera y al partido de Cuenca. El primer tercio del siglo es extremadamente cruel para Alborea debido a la guerra de Sucesión. A partir de la segunda mitad la autoridad señorial se resquebraja y son frecuentes los enfrentamientos entre la aldea de Alborea y las autoridades del Estado de Jorquera, al tiempo que se produce una recuperación demográfica y económica, ratificada por los interesantes datos que nos facilita el Catastro de la Enseñanza sobre la localidad.
Las primeras décadas del siglo XIX no fueron fáciles para la Alborea que tuvo que sufrir, como el resto del país, la guerra de la Independencia y muy especialmente los saqueos de los franceses que expoliaron parte de su templo. Con posterioridad sufrió las acometidas de los carlistas que en más de una ocasión saquearon la localidad. Y en el primer tercio de este siglo Alborea se convierte en villa, constituyéndose el primer Ayuntamiento constitucional. Ya en el siglo XX, tres son los acontecimientos que van a influir de una forma especial en el pueblo: la Guerra Civil, que va a perturbar la secular y resignada convivencia entre sus vecinos, la emigración de sus gentes durante las décadas de los 50,60 y 70, y la transición a la democracia, que va a proporcionar la recuperación de las libertades y la convivencia perdida y a dotar de los servicios necesarios a la población de Alborea.
LA CATEDRAL DE LA MANCHUELA
La construcción de esta Iglesia corresponde a varias épocas (siglos XVI, XVII, y XVIII), debido a los diferentes conceptos arquitectónicos que se aprecian al estudiar la cabecera y la zona de las naves. El templo puede adscribirse al estilo Barroco, aunque la existencia de una bóveda nervada nos remite a una época anterior.
Lo más destacable de esta Iglesia es un gran ábside, ochavado, que posee inspirado en algunas obras del barroco andaluz. Llama también la atención el fuerte contraste existente entre la magnífica traza de este cuerpo y las naves, excesivamente reducidas en altura y longitud.
Su cabecera es de planta central, con bóveda de cuatro vanos cuadrilobulados, decorada con lunetos y apeada en pilastras, con capitel corintio y entablamiento; con nave principal y a ambos lados capillas laterales. La cubierta de esta nave central es estrellada en el primer tramo y de arista en los restantes que apean en medias columnas.
Las portadas presentan un barroco muy depurado, con elementos puristas. El frontón curvo partido con una ova supone el elemento que distorsiona el purismo del resto del conjunto. La torre se levanta con dos cuerpos rematados en pirámides y cubiertos en tejas dentro de un rico cuerpo volumétrico.
Entre las capillas laterales destaca una con un hermoso camarín ricamente pintado con frescos de simbología mariana del siglo XVIII. Y toda la ornamentación que cubre por completo la Iglesia corresponde al gusto barroco. Otros elementos funcionales y de gran valor en la construcción del edificio son sus campanas, un valioso reloj, magnífica obra del siglo XVIII, sus pilas y sus rejas. Esta Iglesia es el resultado del aparejo de las fórmulas góticas con las barrocas, donde los arquitectos supieron concebir una fórmula de adaptación entre lo gótico y lo clásico, dando lugar a un templo de grandes dimensiones, que resultará una novedad por su empaque clásico.
El interior de la Iglesia produce una fascinante impresión, una sorpresa constante, dadas las varias perspectivas que sus tres naves procuran. Y donde esta arquitectura sorprendente alcanza un “clímax” es en la gran cúpula, que se presiente al fondo de las perspectivas lejanas como mágica exaltación de la luz y del color.
En conjunto, este templo, desde lejos y en su proximidad, nos ofrece una extraordinaria y grandiosa visión, produciendo la impresión de que emerge, como una erupción volcánica sobre el cráter del caserío del pueblo, formando una montaña de lava atrayente y de elevada hermosura, conocida por el sobrenombre de la “Catedral de la Manchuela”.
– Carnaval. Se celebra el martes de la Semana Cultural. Durante el día se realiza un desfile por las calles de la localidad. También se celebra el sábado anterior una cena popular y verbena.
– “Jueveslardeo” con la comida del tradicional Hornazo. El jueves previo al Miércoles de Ceniza se realiza una comida popular en el campo, en la Huerta de Los Peñones.
– Romería del 1 de mayo. Comienza la noche anterior hasta la madrugada. Durante la noche se cantan los “mayos” a la Virgen. Por la mañana tiene lugar una romería de la imagen de la Virgen del Carmen, hasta el paraje de “La Cañada”
– San Isidro. El 15 de mayo, fiesta local en honor al patrón de los agricultores, se organizan visitas a la cooperativa vinícola, además de procesión y la bendición de los campos.
– Fiestas Patronales. Se celebran el 8 de septiembre en honor a la virgen Ntra. Sra. de la Natividad. Las fiestas duran 4 ó 5 días, dependiendo del día de la patrona de Alborea. Incluye programación lúdico-festiva, conciertos y actividades gastronómicas.
ACTIVIDADES CULTURALES
En verano hay conciertos y actividades culturales. Verano Infantil Corresponsables. Día Infantil. Torneo de Pádel local y provincial. Campeonatos de Fútbol.