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Jorquera

Jorquera_Escudo

Jorquera

Jorquera es la población con más relevancia histórica de la actual Manchuela de Albacete.

Con orígenes que se remontan a la prehistoria, fue conocida en la época romana como “Sucro”. Durante la dominación musulmana, destacó por su castillo y acequias. Tras la Reconquista, bajo los Villena, alcanzó gran relevancia. Su patrimonio incluye murallas, la Torre Blanca medieval y la Iglesia Parroquial de Santa María, un templo gótico-renacentista. Además, destaca la ermita barroca de Cubas, con viviendas semitroglodíticas excavadas en roca caliza. Su historia y arquitectura reflejan un legado cultural diverso desde la época íbera hasta la cristiana.

Jorquera_Escudo

Jorquera

Jorquera es la población con más relevancia histórica de la actual Manchuela de Albacete.

Con orígenes que se remontan a la prehistoria, fue conocida en la época romana como “Sucro”. Durante la dominación musulmana, destacó por su castillo y acequias. Tras la Reconquista, bajo los Villena, alcanzó gran relevancia. Su patrimonio incluye murallas, la Torre Blanca medieval y la Iglesia Parroquial de Santa María, un templo gótico-renacentista. Además, destaca la ermita barroca de Cubas, con viviendas semitroglodíticas excavadas en roca caliza. Su historia y arquitectura reflejan un legado cultural diverso desde la época íbera hasta la cristiana.

Población

346 hab. (2023)

Altitud

631 metros

Gentilicio

Jorquerano, -a

Web Ayto.

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El pasado remoto de la villa de Jorquera sólo podemos conocerlo a través de su arqueología, es decir, de la interpretación de los vestigios dejados por las gentes que pasaron por sus tierras.

En la Prehistoria, las estrecha, angosta y serpenteante ribera de río Júcar fue un lugar predilecto para el asentamiento humano como manifiestan los vestigios hallados. Su presencia se da, al menos, desde el Neolítico, como prueban las hachas pulimentadas encontradas en Alcozarejos, cultura que debió extenderse ya por toda la ribera del río.

Con la Romanización, la ribera jorquerana se pobló mucho más. De este período son los «Villares” donde se observan gruesos cimientos de construcciones antiquísimas, y probablemente “La Asomá”, como señala la tradición. En el mismo período se construyen también puentes para cruzar el Júcar, como el llamado Puente Viejo o Puente de la Villa (destruido en la riada de octubre de 1982), un ramal secundario en la vía Hercúlea, que desde la Meseta se dirigía hacia Saltici o Bélgida (que es Chinchilla). Más abajo del río, en la desembocadura de la cañada de Abengibre se encuentra el paraje conocido como las Carriladas, en el probable camino que iba desde Jorquera al “Cerro Pelao”, donde se encuentra un importante cementerio tardorromano y altomedieval. A este cementerio se ascendía desde el río por medio de una escalera labrada en la misma roca del peñasco, que un desprendimiento destruyó en casi su totalidad, conservándose sólo algunos peldaños. Arriba en la meseta de terrazas longitudinales se han encontrado notables vestigios de estelas funerarias depositadas en el Museo Arqueológico Provincial y numerosos sillares labrados.

De la invasión musulmana se conservan algunos testimonios materiales como las murallas almohades del castillo, tal vez el sistema de regadíos extendido en las huertas formadas en ambos márgenes del río.

A ellos se atribuye el “Caño”, acueducto excavado en la roca, que atraviesa el cueto donde se asienta el pueblo por la parte más estrecha para conducir las aguas desde la acequia de la ribera del río a las acequias de la cañada. Durante la dominación musulmana, el castillo de Jorquera pudo ser el centro administrativo de la comarca de Al-Axarach, que según Pretel Marín, se extendía por estas tierras.

Las primeras noticias de presencia cristiana en estas tierras durante la Reconquista son muy pocas. La primera Crónica General de España narra la batalla que el Cid tuvo con Yusuf en tierras valencianas y la persecución posterior que el mismo D. Rodrigo Díaz de Vivar hizo del rey moro cuando huía hasta el castillo musulmán de Jorquera donde se refugió:

“… Et yendo en alcançe, alanço al rey Iunes, et feriol tres uezes; mas el moro estaua muy armado et el caballo del Cid sallio mas adelante; et quando el torno, el caballero yua luenne, et nol pudo alcanzar; et metiosse en vn castiello que auie nonbre Xurquera; et fasta alli duro el alcace…”

La Reconquista de Jorquera y de toda la ribera del Júcar no se realizó hasta principios del siglo XIII, y después de diversos intentos, en el reinado de Alfonso VIII. La misma crónica referida antes, recoge también la primera campaña de conquista y los acontecimientos desarrollados en ella.

Cuando se anexiona Murcia, las tierras son repartidas entre los conquistadores. Jorquera, con otros tres castillos más, fueron entregados a D. Pedro Núñez de Guzmán, pariente de la amante del rey, en régimen de tenencia.

La integración en el Señorío de Villena se realiza cuando el infante don Sancho disputaba la Corona de Castilla a sus sobrinos, los hijos del infante de la Cerda, y entregaba Jorquera a D. Manuel con otras villas comarcanas de la Mancha de Montaragón, por la ayuda que esperaba recibir de su tío en la contienda civil en la sucesión a Alfonso X. A partir de ahora la villa de Jorquera y las aldeas de su alfoz, se repueblan y asientan la población que llegaba. Y es muy probable que en la segunda mitad de esta centuria pasara a ser ya una de las comunidades más importantes de esta comarca donde se inscribía.

Después de la muerte de D. Juan Manuel y de sus hijos, Jorquera siguió el destino del resto del Señorío, pasando a la Corona unas veces, siendo patrimonio de la dote de los infantes castellanos otras y volviendo al régimen señorial con D. Alfonso de Aragón en la segunda mitad del siglo XIV, y a mediados del siglo XV con los Pacheco, con los que se vio involucrada en la sangrienta revuelta antiseñorial de esta circunscripción.

Al final de la contienda civil, la villa fue entregada por orden de los monarcas al Marqués de Villena en 1480. De esta forma el Marqués organizó una circunscripción administrativa señorial, el Corregimiento del “Estado Jorquera”, con capitalidad en esta villa, donde residía el Alcalde Mayor o Corregidor Señorial. Dicho Estado comprendía los municipios de Abengibre, Alatoz, Alborea, Casas-Ibáñez, Cenizate, Fuentealbilla, Golosalvo, Mahora, Motilleja, Navas de Jorquera, Pozo-Lorente, Valdeganga, Villamalea, Casas de Juan Núñez, Casas de Ves, Villavaliente, Alcalá del Júcar, La Recueja, Campoalbillo, Bormate, Cubas, Calzada de Vergara, Alcozarejos y Maldonado.

En el siglo XIX, el territorio del Estado de Jorquera, y en particular los puentes del río parecen jugar un papel en el desarrollo local de la Guerra de la Independencia, frenando el paso de los ejércitos napoleónicos por estas tierras. En este acontecimiento se distinguió el Corregidor Mateo Tomás Alarcón y Avellán, natural del pueblo, que después sería Comandante de la Partida de Voluntarios Realistas acantonada en la villa de Jorquera.

A finales del siglo XIX, después de varios titubeos, Jorquera, que gracias a su estratégico enclave geográfico, fue la capital de esta extensa jurisdicción, la perdió en 1874 a favor de uno de los núcleos del Estado de Jorquera, el municipio de Casas-Ibáñez.

Jorquera, es la población con más relevancia histórica de la actual Manchuela de Albacete. Sus orígenes se pierden en el tiempo, asentándose, los diversos pueblos, desde épocas prehistóricas, íberas, romanas, musulmana y cristiana. Nombrada ya en época romana como el “Sucro” el surco o la hoz que el Río Júcar hacía, a su paso. Después la cultura musulmana a través de los almohades, además del castillo en lo alto, nos dejará, como legado histórico, el aprovechamiento de las huertas y la red de acequias.

Pero será tras la reconquista, y bajo el mandato de los Villena, cuando Jorquera adquiera su mayor importancia histórica, configurando, un estado con su nombre, hasta casi la mitad del siglo XIX.

Pero sin duda hay que destacar sus amplios y valiosos recursos históricos – artísticos, desde los restos de los recintos amurallados, con sus solidos muros de tapial, torres defensivas prismáticas, merlones y almenas rectangulares, formas de edificación militar y defensiva difundidas por los almohades, en el siglo XII…

Pasando por la Torre Blanca, edificación prismática pentagonal, construida de cal y canto, con las esquinas reforzadas de cantería que datan de finales de la Edad Media.

Fue iniciativa del Marqués de Villena, Don Juan Pacheco y su financiación corrió a cargo de todos los pueblos del marquesado, incluido la Villa de Albacete, que contribuyó con 70.000 maravedíes, una cifra muy elevada para la época.

hasta su imponente Iglesia Parroquial de Santa María de la Asunción, templo gótico y renacentista cuya construcción se inicia en el 1520. El edificio, de sólida cantería, ofrece una única nave, con cuatro tramos y cabecera poligonal, las bóvedas son de elegante crucería con combados curvos y ligaduras que se apoyan en pilares adosados al muro de distintas formas. En el exterior una serie de contrafuertes responden a cada uno de los pilares internos. Toda la edificación sigue un concepto espacial unitario, al que, a lo largo del tiempo, se han ido abriendo algunas capillas laterales de distintas formas y estilos.

Por otro lado hay que señalar las sencillas ermitas barrocas, destacando la de Cubas, que como en gran parte de las viviendas de las pedanías jorqueranas, la fachada es como una casa, pero el interior está excavado en la blanca roca caliza, lo cual comporta un modo de vida en las viviendas que son casas- cueva como auténticas viviendas semitroglodíticas.

El calendario de fiestas de Jorquera y sus pedanías es extenso. En invierno celebramos:

San Sebastián, fiestas recuperadas recientemente, tras años de olvido, con sus hogueras, y comida de hermandad.

San Blas en Cubas, con su tradicional hoguera, carretillas, verbenas y rollo de San Blas, que nos protege la garganta durante todo el año.

– En primavera, tras la Semana Santa, viene la Entrada de la Virgen de Cubas, Patrona de Jorquera, ésta, permanece en la Villa alrededor de un mes, hasta el 22 de mayo, día en que, en Romería, se lleva de vuelta a su ermita de Cubas, celebrando en el transcurso de ésta los originales “alardes de moros y cristianos”, por la campiña jorquerana.

– En verano, se celebran las Fiestas de San Cristóbal y San Roque, este último, patrón de Jorquera, con gran cantidad de actos culturales, deportivos y sociales, y gran afluencia y participación de los vecinos, hijos de Jorquera y visitantes.

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